Hola tí@s,
El orgullo de Morales se sintió herido cuando escuchó éso de que: "¡¡¡La otra vez que subimos al Puntal me quedé con ganas de más!!!". Y dicho y hecho (iluso de mí..., bocazas).
Horas delante del ordenador, consultando crónicas y rutas propias de "Los Mastrinkais", y al cabo de unos días dio a luz a una maravillosa pero traicionera ruta: Viator - Puntal - Colativí - Viator.
Casi ná. Pa´ machotes...
Pues éso, que ya no me podía rajar y teníamos que aceptar el reto. La gente se hacía el loco. Unos ni siquiera aparecían por la página (cobardicas), otros viajaban a tierras irlandesas (éso sí que es escaquearse gran Boluko, pero yo sé que te fuiste para no salir con nosotros... perra), y otros se llenaban de sinceridad y de caquita y no recogían el guante ("Tomazito el tienno" entre otros).
Menos mal que se apuntó a esta locura el Lechu (el tío ni se cansó. Estaba dispuesto a repetirla otra vez en el mismo día... vaya bicharraco, jeje).
Así que a las 6 y media en pie (no madrugo tanto ni para ir al curro, ¡¡manda güevos!!).
Hoy hay menú especial: de primero una panzá de "sanwiches" con bastante condimento. De segundo un trocico de pan de un par de cuartas "rellenao" de lonchas de queso de un deo, con un tomatico bien restregao y un poquillo de engañifa de la que se pega al riñón. Y de postre un puñao higos con huéspedes incluídos. No creo que me quedase sin hambre... ¡¡Adiós a las barritas, a los geles y demás porquerías que hacen que mi estómago juegue malas pasadas a los chuparruedas!!
El atillo a la mochila, un impermeable y para Viator con Lechu.
El día aparece nublado. El tiempo ha dado nubes y posibilidad de lluvia ocasional. En principio lo celebramos, porque al menos nos evitamos el calor de una jornada de mtb por las inmediaciones del desierto de Tabernas. Pinta un día estupendo. Pero acojonaos por lo que podamos encontrarnos.
Con mucha puntualidad estamos a las 8 menos cinco en el sitio de kadada. Ya se empiezan a ver grupillos de bikers preparando su jornada: "peña Martinez Oliver", me pareció ver algunos de "Casa Sevilla"..., y lo que tiene ésto de la bici de montaña: el buen rollo aparece y comentamos lo que vamos a hacer cada uno: no vamos a coincidir en la ruta con ellos, tienen otro destino.
Lechu saca del coche tal mochila cargada de "necesers" que parecía que lo habían echado de casa: abrigos polares, 10 ó 12 barritas energéticas, un par de botellines de agua, comida para un regimiento... El hombre recapacitó y dejó un par de cosas, si no el pobre, o bien no acaba el día, o bien le sale una ernia en la espalda de semejante peso...
El Morales se retrasa un poco, debido casi con toda seguridad a la preparación encubierta de su arma secreta (chaval, hoy no te quedas solo... a ver quien la tiene más grande, jeje).
Pero aparece. Sólo han sido unos minutejos. Bicis abajo, legañas fuera, estiramientos previos y a rodar (estuve esperando que llegase Javi con el triciclo de su sobrina, pero el canalla no apareció).
Primeros kms. hasta el Minihollywood de calentamiento por asfalto. Vienen bien, pues empezar a subir el Puntal en frío hubiese sido un mazazo. Nos cruzamos con carreteros, con bikers..., y a todos ellos les damos una pasada que no huelen ni el polvo (ésto es verídico, y quien diga lo contrario miente o falta a la verdad).
Llegamos al Minihollywood y empezamos con las escusas para recobrar energías: que si me rozan los frenos, que si tengo ganas de mear... Ya sabeis de que va ésto... Pues nada, hay que callarse, hacerse el inocente y aguantar tanta mariconá...
Pero el reto sigue ahí. La subida al Puntal empieza y cogemos un ritmo no demasiado fuerte pero constante. Lo hacemos de tal manera que los tres vayamos juntos.
Ya conoceis la subidita. Parece poca cosa, pero al pasar cada curva te espera "el hombre del mazo" para ponerte sobreaviso de que las imprudencias se pagan. Así que lo mejor es seguir con constancia pero sin excesos.
El tiempo sigue nublado. La temperatura es ideal. El viento no corre. Día perfecto para la bici de montaña.
Los kms. pasan y superamos la cota que separa la vegetación propia del desierto, de la propia de cotas más elevadas: nos metemos en la zona de pinos. Y aquí las rampas se suavizan. Lo peor ha pasado.
Y es entonces cuando quiero probarme. Recuerdo el recorrido, y aprovecho un falso llano previo a una de las rampas más duras de la subida para cambiar el ritmo.
El ritmo previo de subida me ha permitido guardar fuerzas y el nuevo ritmo lo cojo fácilmente. Quedan unos 4 kms. y subo unos 3 kms. por hora la velocidad de subida. Me encuentro bien. Lechu y Morales no se ceban y prefieren mantener su propia cadencia.
El resto de la subida no se me hace larga, y antes de lo pensado corono en las antenas.
El tiempo ha cambiado, y si bien sigue nublado, aparece un viento arremolinado que unas veces entra de levante y otras de poniente. Hace frío. Y para tomar un tentempié nos refugiamos junto a un casetón del lugar.
SUBIDA AL PUNTAL
La parada no puede ser muy larga, y de hecho no va más allá de los 15 minutos. Primero porque nos queda un trecho todavía (sólo llevamos unos 30 kms.), segundo porque ha empezado a llover, lo que unido al viento hace que las condiciones no sean muy buenas (Lechu, era lluvia... no eran los salpiqueteos del Morales), y tercero porque tenía "el mojón curioso" y no quería rememorar famosas leyendas de bikers contaminando Sierra Alhamilla (¡¡viva la ecología y el cuidado del Medio Ambiente!!).
Pues nada, otra vez en marcha. Próximo destino el Colativí (¿qué coño era éso? - me preguntaba. Me iba a enterar, pero bien).
Seguimos la pista forestal dirección este bordeando una zona de tiro militar. El recorrido varía entre bajadas rápidas y pequeñas subidas romperitmo.
Quedan 7 kms. más para el sitio ése de los cojones, y sufriendo llegamos al desvío para la subida final. ¡¡¡ Blotas con la rampa !!! ¡¡¡ Er mundo bendito !!!
Lloviendo y con viento aparece un tramo de subida duro de cojones. Pero al menos estaba asfaltado. Uno uno, como mucho uno dos, cabeza abajo, a meter riñones, y con dos güevos a por ella.
Cuesta, pero se hace. Ya hemos coronado el segundo alto de Sierra Alhamilla: "el colt del Colativí".
Las vistas son increibles y las condiciones metereológicas ayudan a hacer de la estampa algo mu bonico.
Aquí ni se come ni ná. Que hoy vamos con prisa (paramos mucho y se nos hace de noche, jeje). Así que unos "afotos", unas palabricas de cháchara y para abajo, que empieza lo bueno.
ALTO DEL COLATIVÍ
VISTAS DESDE EL COLATIVÍ
Y mira por donde nos encontramos una grata sorpresa: bajada por sendero. Pero sendero del bueno, de auténtico biker. Trialeras, trancos insuperables (alguno se superó, que conste), piedras en el camino, bici a cuestas, bajadas de infarto con los frenos bloqueados, cruzadas en pleno descenso...
La verdad que no sólo por el hecho de que nos gustó el sendero lo disfrutamos, sino también por la sorpresa que fue encontrárnoslo. Se hizo corto, pero no por la distancia, que tenía unos cuantos kms., sino porque lo disfrutamos. Afortunadamente no hubo caídas, aunque más de uno (y de dos) tuvo unas cuantas situaciones de verse dando cabezazos contra las piedras del camino...
VEREDA
La vereda acaba, y el descenso continúa por una pista no muy ancha y un poco estropeada. A partir de aquí hay tramos un poco puteantes de subida. De los que te rompen el ritmo. De los que te agobian. De los que te hacen decir "¡¡maldita la hora que planificaste la ruta!!" "¿¡A quién se le ocurre meterse por aquí!?" Pero que coño: 80 kms. de mountain bike es para ésto, si no a la carretera, a rodar... he dicho...
Y llega la hora del bocata. Nuestro ego sale a relucir y exhibimos nuestras "armas secretas" esperando que aparecezca la envidia en el prójimo. Pero claramente, la más llamativa es la de nuestro lazarillo (el cabrón lleva hasta Aquarius frío). La comida dura relativamente poco, y pensando que todo es bajada (pobres ilusos), reemprendemos la marcha.
EN MEDIO DE NINGÚN SITIO
Así que acordándonos de nuestro amigo "el ramblero Boluko" (como te gustan perra) cuando rodábamos por en medio de una rambla; de nuestro amigo "el tomazito" cuando veíamos que Lechu cogía su relevo de quejas continuas (vaya martillo pilón); de Javi cuando hicimos la vereda de bajada; de Juan cuando veíamos que empezábamos a acumular kms. tal y como le gusta a él; y de todos los demás mamonasos que se escaquearon por unas cosas o por otras, estábamos metidos en tal berenjenal de sube y baja, de hinchamiento de pelotas por un sinfín de cruces hacia ninguna parte, que sólo nos consolaba la fiabilidad de que el aparatejo que llevaba el Morales (Don GPS, pero con "don", que se lo merece) nos llevaría de vuelta a casa.
Total, que después de tal odisea nos plantamos en la puerta de la legión: con dos cojones: "¡¡Legionario a luchar... Legionario a morir!! Éso pensaba más de uno, morirse tras la lucha que tuvimos con la bici. Vaya etapón nos salió. Acojonante. Larga. Pero larga, larga. No apta para cucarachas.
¡¡ A MÍ LA LEGIÓN!!
Al final salieron cerca de 80 kms. Salimos a las 8 de la mañana y llegamos al coche sobre las 3 y cuarto más o menos. Y parar, sobre una hora, no más.
Que el que no ha venido se ha perdido una etapa grandiosa. A los tres nos sorprendió, y nos deparó gratas sorpresas del todo inesperadas. Así que, después de coronar los dos picos de Sierra Alhamilla, hemos hecho una muesca más en las rutas por la provincia de Almería.
Ala, a pensar que vamos a hacer el sábado (Javi, tú decides. Elige una para la que puedas venir), a disfrutar con los comentarios de esta semana (esperamos impacientes las sensaciones por Laujar), y recordad...
Nos vemos... si nos miramos...
El orgullo de Morales se sintió herido cuando escuchó éso de que: "¡¡¡La otra vez que subimos al Puntal me quedé con ganas de más!!!". Y dicho y hecho (iluso de mí..., bocazas).
Horas delante del ordenador, consultando crónicas y rutas propias de "Los Mastrinkais", y al cabo de unos días dio a luz a una maravillosa pero traicionera ruta: Viator - Puntal - Colativí - Viator.
Casi ná. Pa´ machotes...
Pues éso, que ya no me podía rajar y teníamos que aceptar el reto. La gente se hacía el loco. Unos ni siquiera aparecían por la página (cobardicas), otros viajaban a tierras irlandesas (éso sí que es escaquearse gran Boluko, pero yo sé que te fuiste para no salir con nosotros... perra), y otros se llenaban de sinceridad y de caquita y no recogían el guante ("Tomazito el tienno" entre otros).
Menos mal que se apuntó a esta locura el Lechu (el tío ni se cansó. Estaba dispuesto a repetirla otra vez en el mismo día... vaya bicharraco, jeje).
Así que a las 6 y media en pie (no madrugo tanto ni para ir al curro, ¡¡manda güevos!!).
Hoy hay menú especial: de primero una panzá de "sanwiches" con bastante condimento. De segundo un trocico de pan de un par de cuartas "rellenao" de lonchas de queso de un deo, con un tomatico bien restregao y un poquillo de engañifa de la que se pega al riñón. Y de postre un puñao higos con huéspedes incluídos. No creo que me quedase sin hambre... ¡¡Adiós a las barritas, a los geles y demás porquerías que hacen que mi estómago juegue malas pasadas a los chuparruedas!!
El atillo a la mochila, un impermeable y para Viator con Lechu.
El día aparece nublado. El tiempo ha dado nubes y posibilidad de lluvia ocasional. En principio lo celebramos, porque al menos nos evitamos el calor de una jornada de mtb por las inmediaciones del desierto de Tabernas. Pinta un día estupendo. Pero acojonaos por lo que podamos encontrarnos.
Con mucha puntualidad estamos a las 8 menos cinco en el sitio de kadada. Ya se empiezan a ver grupillos de bikers preparando su jornada: "peña Martinez Oliver", me pareció ver algunos de "Casa Sevilla"..., y lo que tiene ésto de la bici de montaña: el buen rollo aparece y comentamos lo que vamos a hacer cada uno: no vamos a coincidir en la ruta con ellos, tienen otro destino.
Lechu saca del coche tal mochila cargada de "necesers" que parecía que lo habían echado de casa: abrigos polares, 10 ó 12 barritas energéticas, un par de botellines de agua, comida para un regimiento... El hombre recapacitó y dejó un par de cosas, si no el pobre, o bien no acaba el día, o bien le sale una ernia en la espalda de semejante peso...
El Morales se retrasa un poco, debido casi con toda seguridad a la preparación encubierta de su arma secreta (chaval, hoy no te quedas solo... a ver quien la tiene más grande, jeje).
Pero aparece. Sólo han sido unos minutejos. Bicis abajo, legañas fuera, estiramientos previos y a rodar (estuve esperando que llegase Javi con el triciclo de su sobrina, pero el canalla no apareció).
Primeros kms. hasta el Minihollywood de calentamiento por asfalto. Vienen bien, pues empezar a subir el Puntal en frío hubiese sido un mazazo. Nos cruzamos con carreteros, con bikers..., y a todos ellos les damos una pasada que no huelen ni el polvo (ésto es verídico, y quien diga lo contrario miente o falta a la verdad).
Llegamos al Minihollywood y empezamos con las escusas para recobrar energías: que si me rozan los frenos, que si tengo ganas de mear... Ya sabeis de que va ésto... Pues nada, hay que callarse, hacerse el inocente y aguantar tanta mariconá...
Pero el reto sigue ahí. La subida al Puntal empieza y cogemos un ritmo no demasiado fuerte pero constante. Lo hacemos de tal manera que los tres vayamos juntos.
Ya conoceis la subidita. Parece poca cosa, pero al pasar cada curva te espera "el hombre del mazo" para ponerte sobreaviso de que las imprudencias se pagan. Así que lo mejor es seguir con constancia pero sin excesos.
El tiempo sigue nublado. La temperatura es ideal. El viento no corre. Día perfecto para la bici de montaña.
Los kms. pasan y superamos la cota que separa la vegetación propia del desierto, de la propia de cotas más elevadas: nos metemos en la zona de pinos. Y aquí las rampas se suavizan. Lo peor ha pasado.
Y es entonces cuando quiero probarme. Recuerdo el recorrido, y aprovecho un falso llano previo a una de las rampas más duras de la subida para cambiar el ritmo.
El ritmo previo de subida me ha permitido guardar fuerzas y el nuevo ritmo lo cojo fácilmente. Quedan unos 4 kms. y subo unos 3 kms. por hora la velocidad de subida. Me encuentro bien. Lechu y Morales no se ceban y prefieren mantener su propia cadencia.
El resto de la subida no se me hace larga, y antes de lo pensado corono en las antenas.
El tiempo ha cambiado, y si bien sigue nublado, aparece un viento arremolinado que unas veces entra de levante y otras de poniente. Hace frío. Y para tomar un tentempié nos refugiamos junto a un casetón del lugar.
SUBIDA AL PUNTAL
Pues nada, otra vez en marcha. Próximo destino el Colativí (¿qué coño era éso? - me preguntaba. Me iba a enterar, pero bien).
Seguimos la pista forestal dirección este bordeando una zona de tiro militar. El recorrido varía entre bajadas rápidas y pequeñas subidas romperitmo.
Quedan 7 kms. más para el sitio ése de los cojones, y sufriendo llegamos al desvío para la subida final. ¡¡¡ Blotas con la rampa !!! ¡¡¡ Er mundo bendito !!!
Lloviendo y con viento aparece un tramo de subida duro de cojones. Pero al menos estaba asfaltado. Uno uno, como mucho uno dos, cabeza abajo, a meter riñones, y con dos güevos a por ella.
Cuesta, pero se hace. Ya hemos coronado el segundo alto de Sierra Alhamilla: "el colt del Colativí".
Las vistas son increibles y las condiciones metereológicas ayudan a hacer de la estampa algo mu bonico.
Aquí ni se come ni ná. Que hoy vamos con prisa (paramos mucho y se nos hace de noche, jeje). Así que unos "afotos", unas palabricas de cháchara y para abajo, que empieza lo bueno.
ALTO DEL COLATIVÍ
VISTAS DESDE EL COLATIVÍY mira por donde nos encontramos una grata sorpresa: bajada por sendero. Pero sendero del bueno, de auténtico biker. Trialeras, trancos insuperables (alguno se superó, que conste), piedras en el camino, bici a cuestas, bajadas de infarto con los frenos bloqueados, cruzadas en pleno descenso...
La verdad que no sólo por el hecho de que nos gustó el sendero lo disfrutamos, sino también por la sorpresa que fue encontrárnoslo. Se hizo corto, pero no por la distancia, que tenía unos cuantos kms., sino porque lo disfrutamos. Afortunadamente no hubo caídas, aunque más de uno (y de dos) tuvo unas cuantas situaciones de verse dando cabezazos contra las piedras del camino...
VEREDALa vereda acaba, y el descenso continúa por una pista no muy ancha y un poco estropeada. A partir de aquí hay tramos un poco puteantes de subida. De los que te rompen el ritmo. De los que te agobian. De los que te hacen decir "¡¡maldita la hora que planificaste la ruta!!" "¿¡A quién se le ocurre meterse por aquí!?" Pero que coño: 80 kms. de mountain bike es para ésto, si no a la carretera, a rodar... he dicho...
Y llega la hora del bocata. Nuestro ego sale a relucir y exhibimos nuestras "armas secretas" esperando que aparecezca la envidia en el prójimo. Pero claramente, la más llamativa es la de nuestro lazarillo (el cabrón lleva hasta Aquarius frío). La comida dura relativamente poco, y pensando que todo es bajada (pobres ilusos), reemprendemos la marcha.
EN MEDIO DE NINGÚN SITIOAsí que acordándonos de nuestro amigo "el ramblero Boluko" (como te gustan perra) cuando rodábamos por en medio de una rambla; de nuestro amigo "el tomazito" cuando veíamos que Lechu cogía su relevo de quejas continuas (vaya martillo pilón); de Javi cuando hicimos la vereda de bajada; de Juan cuando veíamos que empezábamos a acumular kms. tal y como le gusta a él; y de todos los demás mamonasos que se escaquearon por unas cosas o por otras, estábamos metidos en tal berenjenal de sube y baja, de hinchamiento de pelotas por un sinfín de cruces hacia ninguna parte, que sólo nos consolaba la fiabilidad de que el aparatejo que llevaba el Morales (Don GPS, pero con "don", que se lo merece) nos llevaría de vuelta a casa.
Total, que después de tal odisea nos plantamos en la puerta de la legión: con dos cojones: "¡¡Legionario a luchar... Legionario a morir!! Éso pensaba más de uno, morirse tras la lucha que tuvimos con la bici. Vaya etapón nos salió. Acojonante. Larga. Pero larga, larga. No apta para cucarachas.
¡¡ A MÍ LA LEGIÓN!!Al final salieron cerca de 80 kms. Salimos a las 8 de la mañana y llegamos al coche sobre las 3 y cuarto más o menos. Y parar, sobre una hora, no más.
Que el que no ha venido se ha perdido una etapa grandiosa. A los tres nos sorprendió, y nos deparó gratas sorpresas del todo inesperadas. Así que, después de coronar los dos picos de Sierra Alhamilla, hemos hecho una muesca más en las rutas por la provincia de Almería.
Ala, a pensar que vamos a hacer el sábado (Javi, tú decides. Elige una para la que puedas venir), a disfrutar con los comentarios de esta semana (esperamos impacientes las sensaciones por Laujar), y recordad...
Nos vemos... si nos miramos...
