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sábado, 16 de mayo de 2009

¡¡¡ LAGARTO LAGARTO !!!


Hola ti@s,

Otra vez nos juntamos un puñado de bikers este sábado en la mañana. Después de un par de fines de semana con escaqueos varios, el núcleo duro de la peña volvió al redil... A los habituales de todas las salidas se nos hacía rara la presencia de dichos individuos, y ya echábamos de menos esos marcajes rueda a rueda de Nayo o esos descensos cada vez más técnicos de nuestro cojo particular...

Total, que a la presencia de estos personajes, los que no faltaron fueron Carpi, Juan, Morales, Miguel, Tomás y yo mismo. Así que a las ocho en punto tós entericos en el sitio de kedada, y al parecer con ganas de disfrutar de un día de sol y pedaleo (vaya con el sr. Lorenzo como apretó...).

Y lo primero, en previsión de hostiajos durante el trayecto, un poquico de vaselina untá en el cuerpo pa resbalar sobre las piedras. Éstos frikis del mauntain bike están en tó, y al Miguel y Morales les gusta que se deslice bien y no duela (hablo de hipotéticas caídas, ¡¡¡julandrones!!!...).


¡¡VASELINA PA´ ESE CUERPO!!

LA VUELTA DE LOS HIJOS PRÓDIGOS


Pues nada, todos en marcha y a rodar por las calles de El Ejido en dirección a Santa María del Águila. Todavía nos quedan unos kilómetros de calentamiento antes de llegar a las primeras rampas del Águila y seguidamente del Peñón de Bernal.

El Javi calentando, y sin decirlo, cagaico de miedo no fuera a ser que su rodilla empezara otra vez con la jodienda de los pinchazos. Se le veía rezagado, sin ganas de forzar y esperanzado que todo fuera bien. Era su primera prueba de fuego después de tanta inactividad.
Y como se lo iba a tomar de tranqui, y para no quedarse solo, el mu cabrito empezó a meter miedo a Miguel. El pobre, que era virgen en cuanto a las rampas del Peñón, no paraba de recibir maliciosa información por parte de estos patanes de las cuestacas que se iba a encontrar. La verdad es que entre todos lo mareamos un poco, pero es que el Peñón intimida, pero merece la pena conocerlo encima de la bici.
Así que Miguel, obviando todo lo que se le venía encima, empezaba a gastar fuerzas por la boca, y a deleitarnos con sus historias paranormales (com diría la Tamara: ¡¡No cambie, no cambie, no cambie!!). Nosotros como zorros, íbamos agazapados y sin articular palabra, pues esta subida todavía sigue acojonándonos.


INMEDIACIONES DEL PEÑÓN


Pues nada, las rampas de Águila, el falso llano previo al matadero y empieza la fiesta. Aquí cada uno por libre, y Miguel, como un machote, se viene conmigo para arriba. Los demás a poquillo a poco subiendo. Morales y Tomás sufrían. El hombre del mazo se les colgó del camelbak.
Juan aprovecha una caída de Miguel para unirse a nosotros (se cayó subiendo, imaginaos la velocidad que llevaría, jeje), y los tres para arriba. Miguel se resiente, y Juan y yo mano a mano sobre la bicicleta.
Queda poco para la subida... ¡¡¡CRACK, CRACK, CRACK!!! Necesito un poco más de ritmo, así que unos cuantos piñones y para arriba. Las piernas me pedían algo más, y las jodías me respondieron (espero que no me fallen).

Coronamos el Peñón, reagrupamos y nos encontramos por allí a 4 chavales del pueblo que empiezan hoy con la bici. Suben en coche hasta el final de Peñón y se disponen a hacer kilómetros pista para arriba. Así empezamos nosotros, sin conocer nada, flojos como muelles de guita, y con ganas de pasarlo bien... Lo único que ha cambiado es que conocemos algunos sitios más, porque pasarlo, lo que se dice pasarlo, cada vez lo pasamos mejor.

Así que ahora nuestro próximo objetivo es el Tartel y hablando de miles de cosas, a un ritmo tranquilo y habiendo hecho un par de grupos, llegamos al Tartel casi de paseo. ¡¡¡Dónde quedan aquellas subidas desde el Peñón al Tartel donde sufríamos como judíos y se nos hacían interminables!!! Hoy la cosa ha ido mejor.

Pero claro, como aquí a lo que venimos es a comer en el monte (lo de dar pedales es secundario), pues en el Tartel a comer (¿Es que no os dan de comer en vuestras casas que parece que aprovechais las salidas en bici para jalar toda clase de sustancias?). Así que unas fotillos, unos debates interesantes y en busca del Lagarto.


FOTO DE FAMILIA

Rampas y más rampas, curvas y más curvas, sol por doquier, del que asfixia, y seguimos subiendo buscando como cosacos la más mínima sombra que nos resguarde del infierno donde estábamos metíos. Pero nada, ni moscas.
Juan aprieta el ritmo. Morales está con nosotros. Tomás se deja ver por fin. Y los demás un poco por detrás nuestra.
Y Juan vuelve a apretar. Cree que falta poco para el cruce del Lagarto. Lo dejo ir unos metros, y viendo que Morales no responde, voy en su captura. Agacha la cabeza, mete riñones y yo me agazapo detrás suya. ¡¡Que se funda!! Y cuando levanta la cabeza descubre que ha calculado mal y queda más de lo que pensaba. Afloja el ritmo, pero su orgullo le impide bajarlo hasta el punto de que nos pillen los que vienen por detrás, así que le echa cojones y mantiene un ritmo bonico.
Yo tengo preparada una frikada espectacular para grabar los descensos, y como tengo que hacer unos ajustes mecánicos a mi casco, me levanto de la bici, demarro y a un ritmo considerable llego con tiempo de sobra para apañar mi artilugio (la verdad es que tengo que reconocerlo: lo he clavado, el "soporte Cucaracha 09" funciona, ya lo vereis más adelante, jeje).

Así que ya estamos en el cruce del Lagarto. Cámara en On y para abajo unos kilómetros por una pista no tan limpia como la de subida. Y nos encontramos el inicio del sendero.
Todos asomamos la cabecilla como conejo en su madriguera (ése no lo cazó la Guardia Civil, jeje), para ver la bajadita. Y el que más el que menos se hizo caquita en el culotte.
Y quien si no, nuestro gran héroe, protagonista de hachazos gloriosos, al que nunca le da el sol por aprovechar la más mínima sombra en el camino, el que aprovecha hasta el último gramo de tus fuerzas para que le sea más liviana la subida pegándose a tu rueda, el que desciende como los ángeles (descender, volar, voltear..., para el caso es lo mismo)..., ése, el gran Pantani, es el valiente y el más echao pa´lante para iniciar el sendero del Lagarto (en realidad al mu perro le gusta más una cámara que a un tonto un lápiz, y quería aprovechar para salir en el vídeo. Te salió la jugada, jeje).
Después de unas dudas el tío se tira. Se tira por la vereda. Se tira de la bici. Hace acrobacias en el aire. Giro de 360º con medio tirabuzón sobre el eje "y" para caer sobre el lomo derecho, levantarse y gritar: "¡¡¡¿¿¿LO HAS GRABAO???!!!" Sin palabras. Pero sí con imágenes.
Vaya estreno de los descensos grabados de "Los del uno uno". Apoteósico. Inolvidable. Acrobático.

Y si ya teníamos la primera filmación en tercera persona de una caída tó guapa, ahora tocaba una piña en primera persona. Del operario de cámara. Y dicho y hecho.
Para deciros la verdad, bajando ví que había unos matorrales tó acolchaicos. Lo más parecido al sofá de mi casa que había por aquellos lares. Así que, por no ser menos, bici por un lao, y el Mengu por el otro. No sé si hubo tirabuzón o no, pero el giro de 360º caiendo sobre la vertical lo clavé. De lujo. En las olimpiadas me dan un puñao de dieces...

El Lagarto tiene un polvo. Y las primeras rampas de descenso son de aquí te espero. Trancos tiene pocos (algunos), pero la inclinación es considerable, el suelo está muy suelto y te es muy difícil manejar la burra. Pero nos estamos haciendo duros, y ni mucho menos unas cuantas caídas y unos cuantos pasos infranqueables son suficientes para agobiarnos y maldecir la vereda. Todo lo contrario. Mola, y es un reto para bajarla en sucesivas salidas.

El sendero de bajada no es muy largo, y ya nos metemos en una zona labrada junto a un cortijo, dondo empieza el descenso por un pequeño camino de tierra y piedra. Pero Javi pincha (te está bien empleado por desearle el mal al prójimo). Aquí si pincha uno, pringamos tós. Así que manos a la obra y que la pérdida de tiempo sea la menor posible.
Estamos en una mala época, y nacen pinchos hasta de enmedio de las piedras. Es lo que tenemos que sufrir los bikers de esta zona. Ajo y agua...


¡¡¡PINCHOOOO!!!

Arreglado el pinchazo iniciamos el descenso por la pequeña pista. Es rápido y personalmente me mola. Curvas, contracurvas, rectas rápidas, piedras sueltas con posibles saltos..., y el perro de Javi detrás mía con los frenos a tope. Mes y pico sin coger la bici, y baja mejor que yo... El próximo día se te van a clavar en la cubierta púas de a deo, en vez de pinchicos de ésos...

Acabamos el descenso y volvemos a reagrupar. No hay mucho tiempo, así que decidimos parar un poco más adelante, pero justo antes de salir otro pinchazo. ¡¡Cagoentó!! Le ha tocado a Carpi, y entre el manejo para arreglar pinchazos que tenemos ya, y las ganas por salir, la cosa se hace rápida. Algún cabronazo sin decir ni mú aprovecha para comer por enésima vez en el día. ¡¡Vosotros venís a engordar!! ¡¡Sólo pensais en la comida!! (Todos pensamos en la comida, jeje).

OOOtra vez en marcha. Terreno fácil. Salimos a la pista que úne el Águila con el Peñón, y esta vez lo hacemos en sentido inverso, en dirección a la subida de Peñas Negras. Vamos a por ella. Y en estos terrenos de falsos llanos aparecen los piques en las pequeñas tachuelillas que nos encontramos. El ruido de los cambios retumba en el ambiente, y bikers de pie en la bici picaos vivos a fundir a la peña.

Nos metemos en la zona de invernaderos, y el inicio de la subida está cerca. Cuando llega, la peña se queda en cuadro. Sólo nos quedamos Morales, Juan y yo, y el resto de rajaos vuelven a casa (caso aparte el de Javi, que tiene que ir poco a poco). Hasta otro día mamonasos...

Y empiezan las rampas de Peñas Negras que nos llevarán como primer punto de referencia al Cortijo El Capitán.
La pista tiene rampas considerables, lo que unido a que está muy suelta con mucha piedra y mucha tierra, hace que cueste una barbaridad subir con un desarrollo medio aceptable. El uno uno triunfa.
Juan no coge ritmo, Morales se descuelga y yo rezando porque sus pájaras no sean demasiado grandes... ¡¡Pobre de mí!! Los dos caen como veyacos, y pasado el Cortijo deciden retirarse. Hoy no es día de irse en solitario, así que yo, con todo el dolor de mi alma me uno a ellos, antes lo cual adelantamos la comida bajo la única sombra que había en kilómetros a la redonda.


SUBIDA PEÑAS NEGRAS


Y como no hay dos sin tres... otro pinchazo. Ahora Juanico. Ya cambiamos la llanta hasta con los ojos cerraos, así que en un periquete arreglamos la avería.

Ya sólo es bajada, y kilómetro a kilómetro nos acercamos a El Ejido para dar por concluída nuestra jornada.

43 kilómetros, algo más de 5 horas de pedaleo, y sin poder habido coronar la subida a Peñas Negras hemos hecho una etapa atractiva, habiendo conocido "El Lagarto", uno de los descensos más conocidos de la zona.

Estamos cogiendo nivel, para subir, y para bajar (a pesar de las piñas), así que motivación y a seguir pedaleando, y recordad...

Nos vemos... si nos miramos...



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¡¡¡¡NUEVO VÍDEO: SENDEROS DE CASTALA. VER SECCIÓN DE "VÍDEOS "LOS DEL UNO UNO"" EN LA BARRA LATERAL!!"
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